¿Locura de amor o amor sin cura?

¡Ah pero que difícil es hablar del amor cuando no se está enamorado! ¡Y qué sarta de tonterías es uno capaz de hacer y decir cuando lo está!
Así de sencillo y rápido podría responder un abuelo o abuela la pregunta curiosa del pequeño nieto, que a sus 7 años de edad, no logra comprender lo que significa Día de San Valentín ni todo lo que implica cada 14 de febrero.
Y aun así, muy probablemente, el niño no quedara conforme ni vera satisfecha su curiosidad con tal argumento del abuelo, persona respetable y venerable por sus conocimientos, pero que le deja aun aquella espinita de la duda.
Tal vez llegue un día en que crea haberlo descubierto, lleno de ilusión y alegría, extasiado por experimentar un sentimiento antes desconocido y sin el cual no puede ver la vida de la misma forma. Así mismo en que algún día subsecuente, la cruda realidad toque a su puerta y sin más, vea esfumarse toda su ilusión y dicha, llegando a trastornar su vida  en algo más que la rutina.
Y la misma historia podrá repetirse, encarnar al personaje principal una y otra vez, cual Quijote enamorado de su querida Dulcinea, siempre luchando contra gigantes, hasta tocar al fin de la historia y tomar un breve aliento para comenzar de nuevo con otra.
¿Cuándo terminará? No es posible responder tal pregunta, tal vez la única certeza que podemos aventurar, es que algún día, se dará cuenta de lo que significa poder llamar a alguien amigo, el honor y responsabilidad que alguien lo considere realmente su amigo, como también el significado del amor incondicional de una madre, de un padre y de los abuelos.
La experiencia de 15 días de San Valentín, me permite aventurar tal certeza, y considero 15 por el sencillo hecho de que los 7 restantes no me considero consciente de lo que hice.


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