Sopresas...

Lo mejor de esta vida casi siempre será esperar lo inesperado, lo que en términos coloquiales se dicen las sorpresas.
A muchos pueden gustarles, a otros tantos no, todo dependerá del nivel de orden, jerarquización y estructura que tenga cada quien en su vida diaria, a corto, mediano y largo plazo. Es un hecho que el tener planeadas las cosas suele rendir buenos resultados, así mismo, a partir de eso, permite hacer proyecciones a futuros aun más a largo plazo. Sí, con todo eso estoy de acuerdo, pero ¿qué pasa con aquellas cosas inesperadas?
Las sorpresas, a mi parecer, buenas o malas, tienen la capacidad de darle a la vida giros inesperados, vientos que provocan un viraje de rumbo, un ajuste de velas… A veces no sabemos a dónde nos llevaran tales acciones, ya que no estaba dentro de nuestros planes dar ese golpe de timón, pero una verdad irrefutable es que los vientos, al menos en el mar, deben de aprovecharse al máximo, debemos orientar nuestras velas hacia donde el viento sople con mayor fuerza, aprovechando el momento.  
Puede que esos cambios necesarios nos lleven a situaciones que no nos gusten, que no sea lo que esperemos ni queramos, pero que a la larga resulten benéficas, y de no haber sido por ese viento, tal vez nunca hubiéramos llegado a ese lugar. Las sorpresas son las especias que le dan sabor a la vida, los vientos tan solo los caminos que nos ofrece la inmensidad del mar. Cada quien sabrá cómo ajustar sus velas, que vientos tomar y cuales dejar pasar, lo único que no deberíamos dejar de pensar, es el lugar al que queremos llegar, sin importarnos a los caminos que nos obliguen los vientos a tomar.

1 comentario:

  1. Ya sé yo también hice mucho caso a tu abuelita Lalo y no hice nada en Semana Santa... jajaja aunque después haya sufrido mucho por eso, saludos!!!!!

    ResponderEliminar