¿Qué tanto estás dispuesto a perder?

Las analogías de la vida con ciertos elementos de la vida diaria son infinitas, cada día, de proponérnoslo, podemos encontrar una diferente, hasta con la más mínima insignificancia, y nos daremos cuenta que es totalmente compatible. Tal vez sea porque la vida misma es un universo dentro de un universo, un minúsculo mundo dentro de un mundo, donde todo se relaciona, todo se vincula, y una cosa lleva a la otra.
En esta ocasión, por azares o juegos de la mente, resolví que la vida es como un casino, una casa de juegos y apuestas, donde convergen muchas personas, muchas luces, muchas sensaciones y un sinfín de sentimientos. La vida es un casino porque siempre estamos apostando, siempre estamos esperando un buen resultado, algo que nos favorezca, que en nuestro egoísmo e individualismo casi siempre omnipresente, nos de beneficios al por mayor e incremente nuestros dividendos.
No todos los días se apuesta lo mismo ni en la misma cantidad, es más, hay días en que no tenemos que apostar, otros en que no tenemos algo que perder, y sencillamente otros en que no veamos razón para arriesgar nuestro capital, aquel que se logró en su momento y que hoy nos permite vivir en una zona de confort y estabilidad. En otras palabras, habrá días y épocas en que estemos a dispuestos a correr riesgos, salir y comernos el mundo, a perder todo y que nos importe un carajo el mundo, mientras que otros, nuestro sentido del riesgo se hará presente y preferiremos retirar nuestra apuesta e incluso de la mesa.
Así es la vida, ni más ni menos, todo se reduce a un sencillo juego de azar, de toma y daca, de saber en qué momento apostar y cuánto, pero sobre todo, nunca olvidar que la posibilidad de perder existe, que de un momento a otro nuestras manos estarán llenas y otras tantas vacías. Saber que habrá que arriesgarse implicará perdidas, y por tanto, es necesario dejar de lado el miedo, no inutilizarlo porque siempre es un freno indispensable en la vida del ser humano, pero tener conciencia de que “el que no arriesga no gana” y “más vale pájaro en mano que ciento volando”, en términos coloquiales y de la sabiduría popular, sirven como pesos y contrapesos en la balanza de la vidas, cada quién sabe qué tanto inclinar dicha balanza y hacia qué lado día con día.

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