Decir adiós

Decir adiós



Lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, se convierte en insomnio, en nudos en la garganta, en nostalgia, en error, en deuda, en insatisfacción, en tristeza. Lo que no decimos no se muere, nos mata. 

A veces hay que dejar ir, y otras aprender a irse, decir adiós también cuenta como amor. Aunque al día de hoy sigo sin tener muy claro si el valiente es el que se queda o el que se va.

Nos dijimos tantas veces adiós que despedirnos significaba reinventar un reencuentro, como la última primera vez. 

Pero decidí darle su libertad porque ya no era para mi, amándola en la distancia y en el olvido sabiendo que nunca la dejaría de amar. Ese fue mi último gran acto de amor hacia ella. 

Hoy es el momento de dejar lo malo atrás, de desintoxicar el corazón, de sanar nuestra alma, de buscar solo lo que nos traiga calma. Es momento de no sólo pasar la página sino de cambiar de libro y cuaderno para comenzar a leer y escribir algo nuevo.  

Es momento de emprender diferentes rumbos, de mover barreras y de descubrir otros mundos. Es momento de abrir los ojos, de exhalar el pasado, respirar el presente y de inhalar el futuro. Hoy es momento de expulsar los ayeres para poder comenzar un mejor mañana. 

Al final, siempre seremos esa historia que se cuenta con un cigarro en la mano y un vaso de whisky en la otra.

* Visto y leído en alguna parte... 

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