¿Tiempo libre? (I)

El tiempo, por increíble que parezca, es finito justo en las ocasiones que más se requiere e infinito cuando menos nos conviene. Por increíble que parezca esta dualidad del tiempo, es cierta, y categóricamente se podría afirmar que todos hemos sido testigos de tal hecho.
Sin embargo, hay algo del tiempo que también es innegable: su paso inexorable. A pesar de la percepción que tengamos del tiempo, si transcurre de forma rápida o lenta, es inevitable que transcurra, y cuando menos nos damos cuenta, hemos cumplido dos décadas de vida o más.
Y el peor caso de la situación, es que muchas veces creemos contar con el tiempo más que suficiente para realizar una infinidad de cosas, si no es hoy, tal vez mañana, y si no, pasado mañana. Esta visión que se tiene del tiempo cuando uno es joven es sumamente confortable, sabedores del largo tiempo por delante que tenemos.
Pero qué gran sorpresa nos llevamos cuando sin darnos cuenta hemos concluido varias etapas de nuestras vidas, donde lo único que sabemos hacer hasta el momento, o por lo menos nos esforzábamos, era estudiar, y hoy es día de pasar a otra cosa. La realidad se transforma y nos indica que el tiempo ya transcurrió y otra “hora” más transcurrió y hemos de seguir caminado.
Y lo peor de todo es darnos cuenta que no hemos contado con el tiempo suficiente para hacer nuestras cosas. Por irreal que parezca, y muchas veces no solo con el transcurrir de los años, sino de un día solamente, el tiempo no nos es suficiente para hacer todo lo que quisiéramos hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario