¡La cosa es calmada!

De esas veces en que la mente está pensando en todo y nada, suele suceder que sin más comienza a establecer vínculos entre los diferentes episodios cotidianos que, debido a lo ajetreado de la vida diaria, nos pasan desapercibidos en el momento.
Así fue como saltó a mi mente una frase escuchada dos veces en ocasiones y situaciones poco similares: “Esto es poco a poco, tu tranquilo”. A decir verdad me extrañó la rápida asociación que hizo la mente al respecto, seguidamente de la gracia que me causó la habilidad del cerebro para ponerse a pensar cuando está de ocioso.
Sin embargo, llegué a la conclusión que esa es una certeza irrefutable de esta vida. La misma nos enseña que para poder caminar, primero es necesario gatear, para poder hablar, es forzoso balbucear. ¡Ah! Pero también he llegado a pensar que no hay ser vivo más necio en este mundo que el ser humano, cuando somos jóvenes, queremos crecer, cuando somos viejos, queremos sentirnos jóvenes, y cuando se nos cumplen los deseos, maldecimos el momento que los formulamos, ¿quién nos entiende?

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