¡A la madre! (con mucho cariño)

La vida de cada ser humano no se entiende sin sus progenitores, especialmente en lo que respecta a la madre, porque de ahí provenimos, nueve meses de estar con ella, sentir con ella, alimentarnos de ella, forjan un lazo indisoluble que nos acompañara durante muchos años.
No existe ser más maravilloso que una madre, que conoce a sus hijos casi a la perfección, sabe de sus miedos y aficiones, reconociendo con una simple mirada lo que estamos pensando o pasado. Sin duda alguna, creo que una madre es la encargada de enseñarnos la parte más sensible de este mundo, aquella más ligada a los sentimientos y al corazón.
Creo que salvo casos muy excepcionales, todos vemos en nuestra madre un ser siempre dispuesto para nosotros, que estará ahí en todo momento, dispuesta a ayudarnos y meter las manos al fuego por sus hijos e hijas.
Todos los días 10 de mayo escuchamos que a una madre no se le debe festejar un solo día, sino todos y cada uno del año, lo cual es verdad, pero ¿Cuántos lo hacemos? ¿Cuántas veces a la semana le damos las gracias por lo que hace? ¿Cuántas veces le deseamos un buen día?
A veces se nos olvida lo elemental, y mas con una vida tan ajetreada, pero es necesario que recapacitemos sobre lo que realmente vale la pena en este mundo. Tal vez no tengamos dinero para comprarle una flor a nuestra mama, pero si podemos tener el tiempo para sentarnos a escucharla, a platicar con ella, dedicarle un poco del tiempo que ella siempre nos dedico de niños.
En lo personal puedo decir que he tenido una mama maravillosamente mala, llena de virtudes y muchos defectos, pero me consta que ha dado su mejor esfuerzo y puesto todo su empeño en darme lo mejor de esta vida, lo cual ni el regalo más caro que el dinero pueda comprar, será suficiente para darle mi reconocimiento y agradecimiento.

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