Lluvia nocturna

Nada como el suave y tenue sonido de las gotas de lluvia golpeteando los cristales de una habitación para sentarse o recostarse sobre la cama, ponerse a reflexionar sobre un asunto cualquier y dejar volar la mente. Puede decirse que son de las noches quemas disfruto de la soledad, aunque no me niego a una buena compañía.
Es singular que ese sonido de agua fluyendo, cayendo, pueda generar tantas cosas, dependiendo de la cantidad y la velocidad con la que fluya. Desde el impetuoso golpe de las olas del mar hasta el lento discurrir de un riachuelo por una vereda, se despiertan sentimientos y sensaciones que el ser humano pocas veces puede encontrar por sí solo.
La noche, acompañada por la lluvia y enmarcada bajo la luna creciente, son capaces de transportarnos a mundos soñados, a escenas reales o irreales, a difuminarnos y mezclarnos entre el sueño y la fantasía, hasta perdernos en el horizonte, allá donde el mar y el cielo parece que se unen.

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